Bodas de oro de la graduación de 1965
y con el llamado telefónico de Isabel
Van Houtte , con alguna dificultad de estar personalmente , quiero también
compartir un rato el festejo.
Al retrotraerme a los años 1962-63 en que
ustedes cursaban Semiología y Clínica Médica, andaba yo por los 35 años, 10 de
trabajo profesional e inexperiencia docente, salvo esporádicas ayudantías en
cátedras de la UBA.
A través de algunos mails que se filtraron
en mi computadora y con el encuentro del año pasado, la verdad que recorro
vuestros nombres y ubico a muchos. A unos y otros los recuerdo con cariño, con
afecto. No puedo dejar de nombrar a Atilio Barbeito con quien la vida me
permitió encontrarme en varias oportunidades de alegría y en difíciles horas de
su enfermedad final.
Recuerdo agradecido al Maestro de la
Medicina, en serio, Lucio Sanguinetti, que daba el ejemplo de contracción al
trabajo, seriedad en la atención del paciente, obsesión por no errar en el
diagnóstico… Y entonces sin Tomografías, ni resonancias, ni Pets. Y los
queridos compañeros de entonces que seguramente deben estar colaborando con él
en el privilegiado lugar que se encuentren: Carlos Bradley, Ángel Centeno,
Tomás Casares…todos ellos vehiculo para mi incorporación a la Usal, no obstante
mi diferente fe religiosa.
Pero quiero que sepan, queridos chicos de
entonces, amistosos jubilados colegas de hoy, que nada me daba mas brios que la
convivencia con ustedes. Aprendí
enseñándoles, y mi preocupación era, al final de una jornada de trabajos
prácticos o de una clase; ¿habré sido
claro? ¿Cómo no me interrumpieron, si tampoco yo tengo claro lo que quise
decirles?
Pido disculpas por los errores de entonces,
como les dije al principio debidos a mi
falta de experiencia docente y por la limitada claridad de mis conocimientos.
Los alumnos que vinieron después, en mi
etapa en el Fernández, hubieran tenido
razón de exigir mejor enseñanza, por los años de profesión cumplidos y
por el cargo desempeñado.
Entonces, mas tarde y hoy, siento a nuestra profesión como difícil,
pero apasionante, inigualablemente hermosa, se ejerza la especialidad que se
elija… Tan dignificante para ser brindada con amor.
Espero haberles insistido que no se puede aprender
sin estudiar. Que saber Medicina no es lo mismo que atender un paciente. Que la
Medicina tiene un propósito moral. Y que la atención solo funciona a través de
un vínculo humano, es decir, interesarse
por el paciente como persona. No dejarse absorber por la enfermedad y olvidar
al sufriente.
Y hoy en este festejo seamos positivos. El
Salvador les dio la oportunidad de conocerse y a mí, conocerlos.. Esta Facultad les permitió, es
cierto que con vuestro esfuerzo, graduarse y ayudar al prójimo.
En lo que a mi respecta debo agradecer a la
USAL el haberme incorporado en dos momentos de mi vida. La atención recibida de
parte de los decanatos de Ortiz de Zarate, Papendiek, Lizarraga, Albanese fue
excelente, respetuosa, cordial, amistosa.
No desechemos el acercarnos a las direcciones temporarias para
transmitir vuestra experiencia, tapizada por el tiempo transcurrido entre los
momentos de alumno, los de ejercicio profesional, quizá los de docente… para
sembrar y así fructifiquen las semillas que hagan una mejor Facultad, para
aquellos que la elijan.
Gracias a Ustedes por haberme dado la
oportunidad de descubrir la vocación docente.
Gracias por ser como fueron y por ser como
son.
Muy felices bodas de oro.
Moisés Schapira
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