2 de octubre de 2015

El Doctor Schapira

Bodas de oro de la graduación de 1965 y  con el llamado telefónico de Isabel Van Houtte , con alguna dificultad de estar personalmente , quiero también compartir un rato el festejo.
Al retrotraerme a los años 1962-63 en que ustedes cursaban Semiología y Clínica Médica, andaba yo por los 35 años, 10 de trabajo profesional e inexperiencia docente, salvo esporádicas ayudantías en cátedras de la UBA.
A través de algunos mails que se filtraron en mi computadora y con el encuentro del año pasado, la verdad que recorro vuestros nombres y ubico a muchos. A unos y otros los recuerdo con cariño, con afecto. No puedo dejar de nombrar a Atilio Barbeito con quien la vida me permitió encontrarme en varias oportunidades de alegría y en difíciles horas de su enfermedad final.
Recuerdo agradecido al Maestro de la Medicina, en serio, Lucio Sanguinetti, que daba el ejemplo de contracción al trabajo, seriedad en la atención del paciente, obsesión por no errar en el diagnóstico… Y entonces sin Tomografías, ni resonancias, ni Pets. Y los queridos compañeros de entonces que seguramente deben estar colaborando con él en el privilegiado lugar que se encuentren: Carlos Bradley, Ángel Centeno, Tomás Casares…todos ellos vehiculo para mi incorporación a la Usal, no obstante mi diferente fe religiosa.
Pero quiero que sepan, queridos chicos de entonces, amistosos jubilados colegas de hoy, que nada me daba mas brios que la convivencia con ustedes. Aprendí  enseñándoles, y mi preocupación era, al final de una jornada de trabajos prácticos o de una clase;  ¿habré sido claro? ¿Cómo no me interrumpieron, si tampoco yo tengo claro lo que quise decirles?
Pido disculpas por los errores de entonces, como les dije al principio debidos a  mi falta de experiencia docente y por la limitada claridad de mis conocimientos. Los alumnos que  vinieron después, en mi etapa en el Fernández, hubieran tenido  razón de exigir mejor enseñanza, por los años de profesión cumplidos y por el cargo desempeñado.
Entonces, mas tarde y hoy,   siento a nuestra profesión como difícil, pero apasionante, inigualablemente hermosa, se ejerza la especialidad que se elija… Tan dignificante para ser brindada con amor.
Espero haberles insistido que no se puede aprender sin estudiar. Que saber Medicina no es lo mismo que atender un paciente. Que la Medicina tiene un propósito moral. Y que la atención solo funciona a través de un vínculo humano, es decir,  interesarse por el paciente como persona. No dejarse absorber por la enfermedad y olvidar al sufriente.
Y hoy en este festejo seamos positivos. El Salvador les dio la oportunidad de conocerse y a mí,  conocerlos.. Esta Facultad les permitió, es cierto que con vuestro esfuerzo, graduarse y ayudar al prójimo.
En lo que a mi respecta debo agradecer a la USAL el haberme incorporado en dos momentos de mi vida. La atención recibida de parte de los decanatos de Ortiz de Zarate, Papendiek, Lizarraga, Albanese fue excelente, respetuosa, cordial, amistosa.
No desechemos el  acercarnos a las direcciones temporarias para transmitir vuestra experiencia, tapizada por el tiempo transcurrido entre los momentos de alumno, los de ejercicio profesional, quizá los de docente… para sembrar y así fructifiquen las semillas que hagan una mejor Facultad, para aquellos que la elijan.
Gracias a Ustedes por haberme dado la oportunidad de descubrir la vocación docente.
Gracias por ser como fueron y por ser como son.
Muy felices bodas de oro.


Moisés Schapira

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