Séneca y Colón
Leer las cartas a Lucilio de Séneca,
ilustre sabio de la era cristiana, visionario de la vida, mentor de Nerón en
sus primeros años fructíferos, es aleccionador. Séneca lamentará luego que a
Nerón el desvarío lo lleve a la locura y la sinrazón, hasta condenarlo a
muerte, que él anticipa para conservar la dignidad ante la muerte y evitar
vejaciones. Sin embargo, el arco de triunfo de Nerón quedó indemne pese a que
su destinatario ordenó quemar Roma. Tampoco a nadie se le ocurrió derribar el
Coliseo, circo romano donde se arrojaba a los cristianos a los leones y los
gladiadores luchaban hasta morir...
Vaya diferencia. En la era moderna, la
monumental estatua de Colón fue derruida al atribuirse al homenajeado, desde
una visión actual e ideologizada, una conducta aberrante, cuando en realidad
contribuyó al hecho histórico que transformó el mundo para siempre. Sebastián
Dozo Moreno acota que Fernando Colón dijo en su libro sobre su padre que el
ilustre genovés cruzó el océano "ebrio de estrellas". Sería justicia
emplazarlo al lado de Juana Azurduy como símbolo de ambos mundos, en un intento
de pluralidad y racionalidad.
Hugo S. Alume
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