19 de diciembre de 2016


Aviso del Diario La Nación 


Queridos colegas-camaradas.

El día de mañana, 21 de diciembre, se le impondrá al Hospital Municipal de Pila el nombre de Dr. Héctor Luis Planes (padre de nuestra compañera Mimí). Esperé hasta el día para que los que lean esta nota se sientan más cerca del momento del acto.

Planes ejerció su profesión desde 1944 en la pequeña localidad de PILA hasta 1988. Encontró a su llegada una unidad sanitaria, del que fue designado director, la que fue modificando hasta transformarla en un moderno hospital que ahora cuenta con 36 camas.

Me separan del Dr. Planes una generación pero hemos compartido muchos años, aunque en diferentes pueblos, hemos pasado por las mismas las viscisitudes, fatigado las mismas calles de tierra y visitado los mismos ranchos en el ejercicio profesional. Conocí médicos de la edad de él y con sus mismas inquietudes que fueron los que, paulatinamente, fueron cambiando la medicina rural. Tanto Planes como yo hemos asistido a la muerte de una medicina para ser reemplazada lentamente por otra.

La medicina de las visitas a domicilio, a veces en el campo, con lluvia, barro o sol y tierra.

Le preguntaría a Planes, entre mate y mate, esperando tal vez, una dilatación que no progresa, nos contara por ejemplo cual fue la “encajadura” más grande que recuerda, el borracho más divertido, o el más pesado. La puñalada más grave o la más graciosa. (Que aunque no lo crean los lectores hay puñaladas graciosas). Peleas de boliches o de cancha de paleta (con mucha timba de por medio) y hasta algún réferi “fajado” en rústico partido de papi fútbol.

Estoy seguro que hemos compartido eso de saber qué es lo que tiene un paciente, saber cómo se trata, pero no disponer los medios y tener que esperar la derivación… que no sale.

Esto nos obligó a ampliar los conocimientos e introducirnos donde apenas nos habíamos insinuado, tratar de mejorar los medios diagnósticos, muy escasos, mucha semiología y por ejemplo: el licor de Fehling (yo más canchero con el Dextrostix, pero sin glucómetro, sino comparando los colores del tarrito) o él dándole unos pesos a los chicos para que le traigan sapos y hacer la Galli Mainini. ¡Que feliz hice a un colega de mi pueblo, que bien pudo ser Don Héctor! cuando le mostré el Ortho Test cuando aún estaba en la facultad.

Todos los pacientes reales o potenciales eran amigos. Cuánto le habrá costado tener que llevarle la noticia a una madre que su hijo murió atropellado, pues nadie se anima y ya se decidió que tiene que ser el “dotor” el portador de la mala nueva.

También como alternativa la satisfacción cuando un padre y una madre le dijeron: -Dotor, le pusimos Héctor Luis, sabe,… por uste -.

Hoy la comunidad de Pila le agradece al Dr. Héctor Luis Planes bautizando con su nombre su Hospital, que buena parte fue llevado adelante por él, donde pasó muchos años de su vida, muchas angustias y sinsabores pero también muchas alegrías.

Planes, también nosotros te valoramos.



Juan. Médico Rural